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Sobre ciencia, cultura y comunicación Por Lorena Díaz

Publicado en Chile Científico.
Léelo completo en su sitio: http://chilecientifico.com/ciencia-cultura-comunicacion/

Lorena Díaz

La ciudad de Córdoba, cargada de historia y espíritu navideño, fue la sede escogida para el VI Congreso de Comunicación Social de la Ciencia (CCSC) organizado por la Asociación Española de Comunicación Científica (AECC) los días 23, 24 y 25 de noviembre de este año. Con la consigna “Ciencia y cultura: viejos retos, nuevos medios”, el CCSC2017 se enfocó en la ciencia como elemento cultural y en el valor cultura científica en el fortalecimiento de una sociedad democrática, informada y participativa.

La AECC se constituyó el año 1975, incluso antes que la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT, 2001), que depende del Ministerio de Economía, Industria y Competitividad. Así como en Chile, en España no existe un Ministerio de Ciencia como tal, sin embargo, tienen una Secretaría de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación, encabezada por la bioquímica Carmen Vela, y un Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) liderado por la doctora en química, Rosa Menéndez.

La falta de un ministerio español de Ciencia y Tecnología (CyT), luego de que en el año 2011 el antiguo Ministerio de Ciencia e Innovación fuera absorbido por el Ministerio de Economía con la llegada de Mariano Rajoy a la presidencia, fue una de las primeras discusiones surgidas a partir de las mesas redondas, considerando que ya se cuenta con instituciones como el FECYT y el CSIC que dependen del Ministerio de Economía y reciben un presupuesto administrado por dicha cartera.

Detalle del selfie de la comunicación científica en España.
Detalle del selfie de la comunicación científica en España.

Además, se instaló el debate acerca de la formación del futuro ministro (a), si debiera ser un investigador, un economista o un político -muy similar a la conversación que tenemos en Chile. Cabe mencionar que la anterior Ministra de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia, es una empresaria con formación en biología.

Portugal, que también estuvo presente en el CCSC2017, posee desde 1995 un Ministerio de Ciencia, Tecnología y Enseñanza Superior, encabezado por el matemático Nuno Paulo de Sousa. Del ministerio depende la Agencia para la Cultura Científica y Tecnológica, conocida como “Ciencia Viva”, que posee 19 centros de cultura científica a nivel nacional, de donde la mayoría eran fábricas, monasterios, granjas, edificios y cárceles abandonados que fueron restaurados y reutilizados por la agencia. De hecho, la presidenta de Ciencia Viva, Rosalía Vargas, se retiró del congreso de forma anticipada ya que en Portugal el 24 de noviembre es el Día Nacional de la Cultura Científica, que se celebra con actividades en todos los centros del país, tal como el Día Nacional de los Científicos cada 16 de mayo.

Ciencia, cultura, arte, música y ¿humor?

El arte y la cultura fueron temas recurrentes en el CCSC2017, teniendo el primer día una mesa redonda con la poeta Clara Janés (@ClaraJans), el comediante David Broncano (@davidbroncano) y el biólogo Miguel Delibes, conversando acerca de la emoción como motor de la curiosidad científica y de cómo llegar a un público menos especializado con un mensaje atractivo sobre ciencia, pero no por eso menos verídico ni preciso -uno de los mayores desafíos de la comunicación y la divulgación de la ciencia.

El cierre del segundo día de mesas redondas y sesiones orales comenzó con un divertido duelo de astrocoplas entre el astrofísico Manuel González (@manolux4444 y @BigVanCiencia) y la intérprete Natalia Ruiz (@bynzelman). La astrocopla es una invención científico-musical que enseña sobre astronomía al ritmo de la copla andaluza, un tipo de canción española dedicada al desamor, los celos y la tragedia. Así, bajo la premisa de “El espectáculo de comunicar ciencia”, el público aprendió un poco sobre ondas gravitacionales, el observatorio LIGO y el telescopio Hubble, de boca de un astrofísico poseído por el espíritu de la popular cantante Rocío Jurado. Justo antes, los actores del Instituto de Ciencia y Teatro (@InCiTe_) presentaron su obra “El don de la intuición, una historia sobre Parkinson” en donde, junto con relatar el descubrimiento de la enfermedad por el médico británico James Parkinson, realizaron una clase magistral sobre la etiología, neurología y farmacología asociadas al mal de Parkinson.

Sin ciencia (y sin comunicación) no hay cultura

Varias universidades de las principales ciudades españolas poseen Unidades de Cultura Científica (UCC), creadas en el Año Nacional de la Ciencia (2007), cuya misión es comunicar y divulgar las investigaciones desarrolladas dentro del ámbito universitario y promover la culturización de la ciudadanía en temas de CyT. En estos espacios trabaja un alto porcentaje de los comunicadores y periodistas científicos en España, acorde a los datos presentados por la AECC en la “Selfi de la Comunicación Científica 2017” [1] dada a conocer en el cierre del congreso. El promedio de edad es de 44 años, un 52,7% son hombres y un 47,3% son mujeres, y en cuanto a formación se tiene: 29,3% periodistas, 51% carreras científico-técnicas y el resto proviene de una formación en ámbitos heterogéneos como ciencias sociales o económicas. Las plataformas más utilizadas son el periodismo digital, ya sea personal, en prensa o corporativo, y las redes sociales (Facebook y Twitter).

Las UCC organizan sus propias actividades de divulgación y comunicación científica con investigadores de la universidad y, además, participan en iniciativas más grandes como la “Noche Europea de los Investigadores” de la Unión Europea, que se celebra hace 8 años en más de 300 ciudades de la región y que consiste en una jornada tarde-noche en que investigadores locales muestran su trabajo a los residentes de la ciudad y les explican cómo estas investigaciones pueden ayudar a mejorar su calidad de vida, con el objetivo de fomentar la entrada a carreras científicas. No obstante, según Miguel Delibes, uno de los panelistas de la mesa redonda “Sin ciencia no hay cultura”, en los científicos todavía existe esa duda sobre si la ciencia es realmente cultura, y es algo que debemos solucionar primero de manera interna.

Según José Antonio López Cerezo, profesor de Lógica y Filosofía de la Ciencia en la Universidad de Oviedo y Coordinador General de la Red de Cátedras CTS+I (Ciencia, Tecnología, Sociedad + Innovación) de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), que participó como panelista de la mesa “Cultura científica y ciudadanía democrática”, la cultura científica tiene 3 ejes que pueden ser medidos a través de las encuestas de percepción que realiza el FECYT: el puramente cognitivo que tiene que ver con la alfabetización en ciencia y el conocimiento meta científico, el de actitud hacia y valoración de la CyT, y otro de comportamiento que tiene relación con el consumo de información de CyT y su uso cotidiano.

Si bien durante el CCSC2017 los proyectos de comunicación científica ligados a las nuevas tecnologías y los divulgadores usuarios de redes sociales fueron los protagonistas, también se buscó reivindicar el importante rol de los museos de ciencia en la difusión del conocimiento y trabajo científico. Estas instituciones han debido adaptarse a los tiempos modernos para atraer al público joven y volver a despertar el interés de las generaciones más antiguas, al mismo tiempo que lidian con un presupuesto escaso y un respaldo débil por parte del Estado. Los museos de ciencia en todo el mundo tienen la tarea no menor de recibir diariamente en sus instalaciones a grupos de escolares ansiosos por conocer más acerca de ciencia, historia y patrimonio, lo que los sitúa como actores de suma relevancia en el desafío de generar cultura científica en la población. Nuestros museos nacionales son un claro ejemplo de esta realidad.

Por parte de Latinoamérica, el representante argentino Pedro Haedo del Programa Nacional de Popularización de la Ciencia y la Innovación habló acerca de los 10 años del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, y de las iniciativas de divulgación científica que se realizan principalmente en colegios con la colaboración de los docentes, y con la asesoría de investigadores y estudiantes de carreras científicas de las universidades. La situación de la CyT en Argentina no es óptima, especialmente con respecto a las condiciones laborales de los investigadores, sin embargo, poseen una institucionalidad relativa a CyT -respaldada por un cuerpo legislativo- que sirve como plataforma para el desarrollo de actividades de divulgación y promoción de cultura científica.

De hecho, una de las invitadas más celebradas en la mesa redonda “¡Cómo está el sector!” fue Nora Bär (@norabar), destacada y consagrada periodista científica del diario argentino La Nación, que destacó la importancia de establecer la incertidumbre como parte fundamental de la ciencia y de enseñar al público no especializado acerca del método científico para promover la construcción del pensamiento crítico.

En esta misma mesa redonda, donde también estaba la periodista y directora de Materia del diario español El País, Patricia Fernández de Lis (@pflis), surgió el siempre encendido debate acerca de la diferencia entre comunicador, divulgador y periodista científico. En breve, divulgador y periodista científico cumplen un rol de comunicador de la ciencia, la mayor diferencia radica en que el periodista realiza un trabajo de investigación, casi siempre con múltiples fuentes de información, previo a la publicación de un material que es inédito y de creación propia, generalmente en el contexto de una editorial. Por otro lado, un divulgador científico se dedica más bien a la traducción de artículos (papers), investigaciones y descubrimientos científicos, con tal de acercar esta ciencia al público -lo cual es una labor que no es menor ni menos valorada- y tiene mayor libertad de formato, pudiendo utilizar videos, podcasts y radio, entre otros.

Proyecciones positivas

El CCSC2017 cumplió con el objetivo de reunir un numeroso y diverso grupo de comunicadores científicos, con cerca de 400 asistentes de diferentes países de Iberoamérica, y de poner sobre la mesa los temas contingentes que movilizan al rubro en la actualidad. Se hizo un análisis crítico del presente de la comunicación social de la ciencia, la revolución de las redes sociales y la evolución de las temáticas de interés popular, y se fijaron metas realistas para el futuro próximo, debatiendo sobre la arremetida de las pseudociencias, la post verdad y las fake news, la era de la desinformación y la necesidad de mayor cultura científica.

El congreso fue también una vitrina excelente para conocer nuevas modalidades y estrategias de comunicación y divulgación de la ciencia, desde charlas en bares, obras de teatro, ferias nocturnas, intervenciones urbanas, musicalización de la ciencia, concursos escolares científico-tecnológicos, jornadas con investigadores, entre muchas otras que podrían ser implementadas en Chile sin mayores complicaciones. Por último, se anunció la sede del congreso para el año 2019: Murcia, a cargo de la UCC de la Universidad de Murcia.

Refrencia:

[1] http://www.aecomunicacioncientifica.org/selfi-de-la-comunicacion-cientifica-en-espana-2017/

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