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Un Nuevo Mundo con nombre de astrónomo

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Este año se conmemoraron los 566 años del natalicio de Américo Vespucio, y siempre es bueno momento para subrayar su labor histórica como uno de los primeros que captó la dimensión del descubrimiento de lo que parecía ser un continente separado, un nuevo continente. Las ciencias fueron siempre uno de los motores de su vida.

Aunque su nombre ha estado siempre opacado por el de Cristobal Colón, su insignia esta presente en todo ese continente que fue nombrado en su honor, nuestra América.

Su pasión por la ciencias comenzó desde temprana edad. Teniendo a su disposición una de las mejores bibliotecas de Florencia, la ciudad italiana donde nació el 9 de marzo de 1454, perteneciente a su abuelo, un religioso dominico, Vespucio complementa el acervo más humanista de su familia, con una fuerte inclinación por las matemáticas y la física.

Se apasiona rápidamente por la astronomía y la cosmografía, y comienza a coleccionar mapas, a soñar con viajes, y a preparar el largo camino expedicionario que le espera en el horizonte.

En 1492 llega a Sevilla (España) y es allí donde su interés por la navegación ya no tiene marcha atrás. Conoce a Colón y participa en los preparativos de su segundo viaje a las tierras recientemente descubiertas, aunque solo hasta 1499 cuando obtiene el puesto de astrónomo y cartógrafo en una expedición de Alonso de Ojeda, se embarca y cruza el océano hasta el actual territorio de Venezuela, en el delta del rio Orinoco. En un segundo viaje en 1501 navega durante casi un año por el hemisferio sur, descubriendo fauna y flora completamente nuevas.

A diferencia de Colón, la motivación de Vespucio es principalmente científica. Observa durante incontables horas los cielos con su astrolabio, tratando de encontrar nuevos puntos de referencia astronómicos, descubriendo así nuevas constelaciones invisibles desde latitudes europeas. La Cruz del Sur es la más famosa de ellas, una de las más emblemáticas que adorna los cielos del hemisferio sur, y las banderas de Brasil, Australia, Nueva Zelanda, entre otras.

Observaciones detalladas de la luna con las que puede medir con mayor precisión la longitud, y por tanto la distancia recorrida sobre paralelos terrestres, le indican que tiene bajo sus pies una vastedad de tierra. Para Vespucio es claro que se encuentran frente a un Nuevo Mundo, a diferencia de Colón que siempre pensó que estaban en la parte más este de Asia.

Vinieron más expediciones y su nombre empezó a ser reconocido en toda Europa.  Su obra Mundus Novus es el primer testimonio del Nuevo Mundo con una aproximación científica.

En 1507, año siguiente de la muerte de Colon, se propone el nombre de América al nuevo continente, un merecido homenaje para quien terminó sus últimos años formando futuros navegantes en astronomía e impregnándoles su pasión por la ciencia y los descubrimientos,.