Publicado en Cosmotales .
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Tras dos décadas de funcionamiento de nuestro pequeño habitáculo en el espacio, la Estación Espacial Internacional, se siguen descubriendo cosas sorprendentes. Estudios recientes confirmaron que los astronautas que viven allí, a 400 kilómetros sobre la superficie terrestre, no están solos. La no muy grata compañía corresponde a bacterias que han logrado adaptarse a las condiciones de ingravidez y los altos niveles de radiación.
A comienzos de la era espacial, hace más de medio siglo, no se tenían especiales cuidados y asepsia con los instrumentos y naves enviadas al espacio, de tal manera que esos primeros intentos por conquistar el espacio llevaron consigo a innumerables microorganismos. Esto planteó un problema nada trivial y es que la búsqueda de vida fuera de nuestro planeta podría verse afectada por el posible transporte de organismos desde la Tierra a otras zonas del sistema solar.
Surgió entonces la necesidad de controlar de manera precisa las condiciones de la instrumentación, y se desarrollaron salas limpias para hacer la integración y ensamble de todos los componentes de naves y satélites. En estos espacios, se controlan los niveles de contaminación y se establecen protocolos para todas las personas acceden a ellos. De allí surgieron también los modernos quirófanos usados en medicina en cirugías.
Aun con todos los cuidados que actualmente se tienen, se han descubierto bacterias que se escabullen a los estrictos controles y logran llegar al espacio. Una de ellas es la Bacillus safensis que resistió a las labores de descontaminación y es posible que haya llegado a Marte en las misiones enviadas en el 2004. En posteriores experimentos en la Estación Espacial Internacional se concluyo que esta bacteria, de apenas medio micrómetro de tamaño, crece un 60% mejor allí que en la Tierra. ¡No solo se adapta a ese ambiente, sino que además lo prefiere! Se esta estudiando que las hace tan especiales desde el punto de vista genómico.
Esta es sin duda una buena noticia para los defensores de la exogénesis, la hipótesis según la cual la vida pudo llegar a la Tierra proveniente del espacio gracias a microorganismos viajeros traídos por cometas que impactaron sobre nuestro planeta. A partir de entonces se abría desarrollado toda la vida que conocemos.