Publicado en Cosmotales .
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No debería ser así, pero en ocasiones hacen falta días para recordar que vivimos en un sitio, hasta el momento único, que nos proporciona todo lo que necesitamos para vivir; ese lugar es nuestro planeta Tierra. Desde el 22 de abril de 1970 se celebra el Día de la Tierra, con la intención de hacer un llamado de atención y crear conciencia sobre los problemas ambientales que están afectando las condiciones que hacen justamente de nuestro hogar planetario el mejor lugar para nosotros y las millones de especies vivas.
Las alertas llegan por todos lados, contaminación, superpoblación, deterioro de las condiciones ambientales y de habitabilidad para gran cantidad de esas especies, son solo algunos de los males introducidos por el desmesurado uso de recursos naturales y la falta de planeación con la cual se han venido desarrollando nuestras sociedades modernas.
Siempre he pensado que el mensaje no debería ser un llamado a proteger la Tierra, a salvar el planeta, ya que al fin y al cabo este no va a desaparecer por culpa de los humanos. El sistema solar y todos los cuerpos que lo conforman, han sufrido cambios substanciales desde su formación hace unos 4.600 millones de años. La Tierra y los planetas han experimentado variaciones extremas en su forma, su temperatura, sus condiciones atmosféricas producto de procesos violentos que han moldeado sus características físicas, y no por ello han dejado de existir y de ser planetas.
Marte, por ejemplo, era un mundo muy diferente en el pasado. Hace millones de años, pudo haber tenido una atmósfera cálida y océanos en su superficie, además de una intensa actividad geológica. La transformación que lo convirtió en un lugar seco, frio e inhóspito pudo en parte depender del Sol, y de los inclementes bombardeos de partículas del viento solar y radiación, que terminarían pulverizando su atmósfera la cual es su mayoría se perdió en el espacio. Es posible que haya tenido vida microbiana en su superficie pero ahora, de existir, debe estar recluida bajo tierra.
Venus, por su parte, esta azotado por condiciones extremas pese a que en algún momento se estima que pudo ser muy parecido a la Tierra. Ahora es un infierno, con temperaturas superficiales de 500 ºC y presión casi 100 veces superior a la de nuestro planeta.
Es tentador pensar que en algún momento en el pasado, hace unos 3000 millones de años, Venus, la Tierra y Marte, pudieron ser planetas gemelos que compartían condiciones similares, con aguas azules, tierras verdes y nubes blancas, y con formas de vida habitándolos.
Creo que lo importante es asumir cada día la responsabilidad que como forma de vida inteligente tenemos todos los seres humanos, de procurar que las condiciones del planeta no cambien tan drásticamente por nuestras acciones diarias, acciones que rápidamente están acabando con diversos ecosistemas y poniendo en peligro a multitud de seres vivos. Es en definitiva un llamado para protegernos nosotros mismos, sabiendo que nuestra vida y la de nuestros descendientes depende de condiciones muy frágiles, un llamado al instinto de supervivencia que tienen todos los organismos pero que parece que los seres humanos solemos olvidar. La sociedad se resiste a cambiar hasta que dicho cambio se convierte en una necesidad, y esa necesidad ha llegado.