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Oumuamua, el visitante interestelar que nos puso a especular sobre vida extraterrestre

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Léelo completo en su sitio: https://cosmotales.co/2018/11/19/oumuamua-el-visitante-interestelar-que-nos-puso-a-especular-sobre-vida-extraterrestre/

 

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Varias razones hacen de Oumuamua uno de los objetos más extraños que se hayan descubierto en nuestro vecindario cósmico, y de que hoy sea protagonista de un debate entre la comunidad científica y la sociedad en general. La historia de este misterioso objeto comienza hace algo más de un año, el 19 de octubre de 2017, cuando el joven astrónomo canadiense Robert Weryk experto estudiando la física de los meteoros,  comenzaba un día de trabajo normal en el Instituto de Astronomía de la Universidad de Hawái.

Aquella mañana el Dr Weryk probablemente jamás imagino el alboroto que causaría el descubrimiento de un débil puntito brillante en imágenes del cielo tomadas por el telescopio Pan-STARRS 1 ubicado en el Observatorio Haleakala en la isla de Maui (Hawái). Este instrumento obtiene imágenes de gran campo que permiten observar el cielo de forma continua y poder hacer astrometría, es decir medir con precisión el movimiento de cuerpos celestes.  Por algo tiene el record del mayor número de asteroides descubiertos en una misma noche, marca que logró en el año 2011 cuando se detectaron 19 de estos objetos.

Para sorpresa del investigador, el objeto que acababa de descubrir un mes después de su máxima aproximación al Sol, no parecía moverse según lo predicho para la órbita que podría tener un cometa o un asteroide. Busca entonces más datos y los encuentra en observaciones tomadas desde un telescopio de la Agencia Espacial Europea ubicado en el Observatorio de Izaña en Tenerife (Islas Canarias). Combinando la información que ahora tiene en sus manos, determina que el extraño cuerpo proviene de fuera de nuestro sistema solar, de algún remoto lugar en nuestra galaxia, y que describe una de las órbitas más extremas que jamás se hayan estudiado.

Un mes después el objeto ya tenía nombre. Se denomino Oumuamua, una palabra de origen hawaiano que significa “explorador” o “mensajero que proviene de lejos”, y se le adjudicó el no despreciable honor de ser el primer objeto interestelar de este tipo descubierto en la historia. La Unión Astronómica Internacional, que le asigna nombre a los objetos astronómicos, anunció entonces la designación 1I/2017 U1 en donde justamente la “I” – usada por primera vez –  indica su origen interestelar.

Un primer consenso declaro que Oumuamua debía ser un cometa, basándose en las variaciones de su velocidad y en el hecho de que según el conocimiento actual se predice la existencia de más cometas interestelares que asteroides interestelares. Sin embargo no parecía tener la configuración típica de los cometas cuando se acercan al Sol, que desarrollan su larga cola con emisión de gases y polvo. Para entonces multitud de telescopios en Tierra, y el telescopio espacial Hubble, comenzaron a vigilar sus movimientos y registrar cualquier variación en su brillo, rotación y otras características físicas. Se encontró por ejemplo que a lo largo de su órbita extremadamente alargada, se mueve tan rápidamente alejándose de nosotros, que hay bastante certeza de que jamas regresará. Una de las propiedades más curiosas es su forma, que a diferencia de la mayoría de los asteroides y cometas que parecen una papa gigante, es muy alargada, como la de un edificio de 60 pisos. Además gira sobre su eje cada 7 horas aproximadamente, y varía su brillo hasta diez veces en cada giro.

Su trayectoria igualmente nos da indicios de que proviene de la dirección donde se encuentra la constelación de la Lira. Allí fue expulsado del sistema estelar que le dio origen y estuvo vagando por el medio interestelar en la Vía Láctea a una velocidad promedio de unos 100.000 kilómetros por hora, hasta toparse con el nuestro.  Según los modelos de formación de sistemas planetarios, se espera que muchos objetos del tamaño de  Oumuamua – comúnmente denominados planetesimales – salgan lanzados en el proceso inicial que da origen a una estrella rodeada de planetas.

Esta semana dos astrónomos del Centro de Astrofísica Harvard-Smitshonian,  Shmuel Bialy y Abraham Loeb, presentaron una nueva investigación sobre Oumuamua. El trabajo ya salió a la luz pública en su versión de “preprint” en la plataforma arXiv.org  y mañana domingo saldrá la publicación oficial en el Astrophysical Journal Letters, una de las revistas científicas de investigación an astronomía y astrofísica de mayor renombre e impacto a nivel mundial.

Inmediatamente titulares como:  “Nave extraterrestre enviada intencionalmente a la Tierra”,  “Misterioso objeto interestelar Oumuamua sería una nave extraterrestre”,  “Una sonda enviada intencionalmente a la vecindad de la Tierra por una civilización alienígena”, entre muchos otros,  empezaron a llenar el mundo digital y a diseminarse por todos los rincones compartiéndose en redes sociales a lo largo y ancho del planeta. Estos titulares contrastan con el título del trabajo original de los científicos que en su versión en español se lee: “¿Puede la presión de radiación solar explicar la peculiar aceleración de Oumuamua? “  y que en el párrafo de resumen expone como los resultados de sus recientes estudios teóricos y observaciones implican que Oumuamua no es un cometa activo, y exploran la posibilidad de que el exceso de aceleración sea resultado de la presión de radiación solar. 

Es decir que en la investigación plantea esencialmente como el flujo continuo de fotones provenientes del Sol – la radiación solar – puede impactar sobre este objeto e impulsarlo, siendo la explicación al aumento de velocidad que se observa en él a medida que se aleja del Sol. El estudio publicado detalla cuidadosamente la dinámica de este objeto. Estos sistemas de propulsión, que se denominan comúnmente velas solares – haciendo la analogía con las velas de un barco que le permiten navegar – se están probando desde hace un tiempo, como futuros sistemas de propulsión de sondas espaciales.

El revuelo surgió porque en un pequeñísimo aparte del artículo, los autores incluyen dentro de las posibilidades de lo que es Oumuamua, que sea una vela solar de origen artificial; una especulación que claramente no tiene pruebas suficientes para ser demostrada. Uno de los investigadores principales sostuvo para varios medios que “Oumuamua podría ser una muestra de tecnología extraterrestre que llegó para explorar nuestro Sistema Solar, del mismo modo que nosotros esperamos explorar Alpha Centauri utilizando Starshot – el proyecto de micronaves espaciales de pocos centímetros impulsadas por radiación solar  – y tecnologías similares”.

La mayoría sin embargo se pregunta seriamente ¿Dónde está la evidencia?. Sin duda hace falta mucha más información para poder afirmarlo con seguridad (algo que de hecho los autores del artículo nunca hacen y tan solo lo plantean como una de las posibilidades)  no sin antes descartar todas las otras opciones que tienen  mayor probabilidad de ser la explicación más plausible.

Infortunadamente al alejarse, el brillo de Oumuamua se hizo imperceptible para los más potentes telescopios y no se pudieron recopilar más datos para seguir profundizando en su análisis. Habrá que seguir buscando otros cuerpos que puedan tener propiedades similares, de la multitud de objetos que entran a nuestro Sistema Solar, e incluso estar preparados para enviar una sonda que viaje a su encuentro para investigarlos in situ.

En cuanto a la relación con alienígenas, un caso muy similar se presentó hace medio siglo cuando se descubrió una señal de pulsos regulares procedentes de una región del espacio, con una frecuencia muy específica. En primera instancia se barajó la posibilidad de que fuera una señal creada artificialmente por una avanzada civilización extraterrestre, y la situación estuvo a punto de generar un caos mediático. Muy pronto se detectaron otras fuentes similares y se descubrió que era un nuevo tipo de objeto que se denominó “púlsar” , formado tras la muerte de estrellas masivas.

Lo cierto es que en la actualidad a la mayoría, por no decir que a todos los científicos que trabajan en el área y a muchos habitantes de la Tierra, les encantaría que hubiera pruebas convincentes de que hay vida extraterrestre y conocer su avanzada tecnología para venir a visitarnos,  pero seguramente el caso de Oumuamua no sea el de mostrar. Justamente uno de los preceptos de la ciencia es cuestionar verdades absolutas y recorrer cuidadosamente el camino de examinar todas las posibles explicaciones a diversos fenómenos.