Publicado en Cosmotales.
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Seguramente en el futuro cuando logremos establecer una base en otro mundo, los seres humanos que habiten aquellos ambientes a millones de kilómetros de la Tierra dependan, como lo hacemos ahora, de las plantas.
La papa, el tercer cultivo más importante en el mundo, es uno de los que podría mantener a nuestros descendientes exploradores en lugares como el planeta Marte, al mejor estilo de la película “el marciano” en donde el protagonista logra sobrevivir a base del apetecido tubérculo.
Lejos de la ciencia ficción, los estudios que actualmente se realizan muestran que un cultivo de papas podría crecer en condiciones atmosféricas extremas como las marcianas, algunas variedades mejor que otras. Se pronostica incluso que la atmósfera marciana rica en CO2 podría ayudar a que las papas crezcan más rápidamente
Justamente la astrobotánica, estudia los genes que les permiten a ciertas plantas desarrollarse y vivir en ambientes extremos, entre los que se destacan las variaciones de temperatura, los altos niveles de radiación, y la escasez de agua. Las mejores opciones las tendrían aquellas plantas que tengan ciclos productivos cortos, y con altos contenidos de carbohidratos y proteínas. La papa cumple estas características siendo un alimento rico en carbohidratos, proteínas, vitamina C, hierro, potasio y fibra. Hay otros vegetales en los cuales también se esta poniendo la mirada, como la quinua.
Aunque gran parte de los objetivos se enfocan en buscar opciones que aseguren la alimentación de seres humanos, la astrobotánica también se ocupa de investigar su uso para mejoramiento de suelos, tratamiento de aguas residuales e incluso para estudiar los beneficios a nivel psicológico que tienen las plantas para las tripulaciones en vuelos espaciales.
Actualmente en la Estación Espacial Internacional, orbitando la Tierra, hay cultivos de vegetales, donde se destaca la lechuga, que crecen bajo la vigilancia de cámaras para hacer un seguimiento de su desarrollo en un ambiente de microgravedad. Resultados preliminares muestran que si se producen algunas alteraciones en el crecimiento celular durante su estancia en el espacio, pero que no hay impedimento para pensar en que sean la base de la alimentación en los futuros ambientes espaciales.